Reflexión individual:
¿Por qué es importante saber historia como estudiante de arquitectura?
Por Paula K. Jait
Ser arquitecto es una profesión polifacética, que incluye edificios públicos, privados, eclesiásticos y gubernamentales; para las clases altas, medias y bajas. Independientemente de la profesión y el sector social, todos necesitan un lugar para habitar y vivir. Además, requiere conocimientos de ingeniería estructural, planificación urbana y avances tecnológicos.
Un arquitecto tiene que prestarle atención a estas consideraciones y más para estar bien entrenado y poder probar sus conocimientos, estando presente en cada detalle. El legado arquitectónico se transmite de generación en generación, con obras que se mantienen presentes en la sociedad por décadas e incluso siglos.
Al conocer el pasado, es más fácil comprender el presente, y a veces hasta se puede predecir el futuro. Lo que ya ocurrió ayuda a re-interpretar criterios actuales, o a mirar con otros ojos lo que se da por sentado. Incentiva a investigar y a auto-preguntarse por qué las cosas son como son, y por qué no podrían ser de otra manera.
En la arquitectura, hay muchos factores que determinan cada decisión proyectual, tales como el asoleamiento, el sentido del viento, a quién está destinada la obra, la forma de habitar del sitio en el que está implantado, entre muchísimas otras.
Conocer los patrones de comportamiento en diferentes culturas ayuda a una mejor utilización del espacio a habitar. Las costumbres no son las mismas en Japón que en Colombia o que en Argentina, ni siquiera son las mismas si tomáramos un solo lugar y lo analizáramos en un período continuo de 100 años. Es por esto que no da lo mismo hacer obras industrializadas e insertarlas en cualquier entorno, o usar técnicas constructivas desactualizadas.
No es igual la cubierta en un lugar donde nieva que donde no, de la misma forma en que en la Edad Media, no eran iguales las murallas de protección en las ciudades con peligro de invasión que en las que no.
Estos patrones no son más que acciones, reacciones y expansiones de costumbres, tradiciones. Algunas se pierden cuando se encuentran mejoras, como los talleres de imprenta manuales, mientras que otras, como las religiones, persisten.
Con este razonamiento, pueden encontrarse similitudes y diferencias en la mayoría de los períodos, entre las vidas pasadas y actuales.
¿Acaso los estereotipos de belleza contemporáneos no son un reflejo del canon de belleza griego?
¿Por qué es un mayor orgullo tener una doble nacionalidad europea y no una ascendencia indígena? ¿Determina esto el deseo de Buenos Aires por ser ”la París de Sudamérica”, la mayor referencia europea en el continente?
¿El impulso y la ambición por llegar al cielo, nace de las mismas inquietudes en los rascacielos y en las catedrales góticas?
Entender la arquitectura es entender las decisiones y necesidades socioculturales políticas a las que se enfrentaban, quién estaba en el poder y quién lo financiaba, qué valores se sostenían.
Estos procesos de investigación generan nuevas preguntas, en lugar de respuestas simples.
Personalmente, creo que cada lugar, obra y objeto tiene una intención para ser contada, y la búsqueda principal se basa en encontrar la mejor forma de hacerlo.
Estas intenciones son diferentes y subjetivas, ya que cada historia puede contarse desde infinitos puntos de vista. Algunos ejemplos prefieren un reconocimiento general (donde uno puede ver varios tipos de un mismo objeto y aun así reconocerlos como parte de un único conjunto) mientras que otros prefieren lo abstracto, particular e indefinido. Con ese preconcepto, el estudio académico se vuelve un viaje a través de varias culturas, historias y sociologías con mirada arquitectónica, donde los elementos hablan y transmiten sus marcas de poder y política como testigos contemporáneos.
La historia de hoy es la política de ayer, y la arquitectura es la prueba de la vigencia de la historia.