top of page
caratula cementerios.jpg

Formas espaciales de habitar la Muerte

En algunos lugares de América, el espacio en el que se emplazan los ritos se distribuye tanto en los hogares como en el cementerio. La fluidez espacial se tiene que dar en pos de las características que involucran a la sociedad para cumplir óptimamente las necesidades. Retomando Oaxaca, su cementerio más popular y antiguo es el Panteón General, construido entre 1535 y 1555 con materiales regionales típicos de la época, tales como adobe, carrizo y teja. Debido a ciertos eventos sísmicos, gran parte de su construcción se vio afectada, así que se realizó una reconstrucción de uno nuevo. Ante el crecimiento poblacional, el nuevo Panteón se construyó incorporando mayores dimensiones para abastecer las necesidades espaciales, con un cambio particular en su implantación: con la evolución de su entorno, terminó quedando en el centro urbano de la comunidad. 

 

“La forma y la estructura del panteón del siglo XIX, respondió a estas circunstancias primordialmente; la premisa de la sociedad de mediados de siglo era la de contar con un panteón “digno”, para que bajo esta condición se diese sepulcro a sus muertos en un espacio civil, sin hacerlo en atrios o interiores de iglesias.” (Pérez Linares, 2014: 26)

 

“En sus inicios, el panteón se encontraba aislado, prácticamente no había edificaciones cercanas. El asentamiento más próximo era el poblado de Jalatlaco. Actualmente se encuentra inmerso en el contexto urbano, rodeado de construcciones y vialidades principales y secundarias que fueron hechas en diferentes épocas.”

(Pérez Linares, 2014:28)

 

El reconocido cementerio posee entre sus características arquitectónicas, una planta cuadrada con cuatro corredores que son delimitados por los muros que contienen los nichos por un lado y arcadas por otro. Los espacios por donde se transita son de gran altura y ocupan un ancho considerable. Su sistema de ordenamiento y jerarquización de las partes le da un sentido monumental al complejo fúnebre, se maneja en conjunto tanto color como textura y verifica linealidades y curvaturas en su trazo, no de forma compleja sino atribuyendo características de luz y sombra que generan cierta repetición y seguimiento como “de un camino”.

lighting-for-dia-de-muertos.jpg

La intencionalidad a la hora de proyectar estos espacios nos sugieren caminos lineales y rectilíneos, que aparentan a primera impresión poca complejidad espacial. El Panteón General tiene una tipología marcada en cientos de lugares, donde se perciben los espacios de tránsito, de contemplación y guardado (una capilla, por ejemplo). El área de paso podemos pensar que es bien recibida para las ceremonias en las que se vela o ocurre la concurrencia masiva y simultánea de personas vivas, principalmente por el Día de los Muertos. Creemos que es un factor importante a tener en cuenta la capacidad de flujos circulatorios simultáneos que permite un espacio así, aunque nos preguntamos por qué el espacio se percibe visualmente acotado a pesar de sus marcadas decisiones programáticas. 

En parte la mayor parte de la superficie es la que está destinada a panteones, nichos y tumbas extendidas todo alrededor, claramente enfatizando su uso, revestido con diferentes monumentos y tipografías que conmemoran a cada fallecido y su historia personal. Se fueron fomentando características similares en el formato de los cementerios debido a parámetros económicos y sociales. Por la magnitud de superficie requerida, se suelen planificar posibles expansiones, lo que delata pensamiento a largo plazo para el lugar, pero en cuanto a su mantenimiento, no se ve reflejado ese nivel de respeto e interés. Incluso la imagen lúgubre que la gran mayoría de las personas (mismidad internacional) tiene de estos lugares es por el olvido o desinterés gubernamental del objeto arquitectónico, tal como previamente mencionamos en el caso del Cementerio General de la Ciudad de Guatemala. Consideramos que los espacios de la muerte merecen también la valoración física que se le brinda a los demás espacios públicos de gran concurrencia. Los cementerios deberían ser tratados como un conjunto de espacios respetados en su totalidad y no solo de manera particular por el visitante que busca determinada ubicación de su ser querido. 

 

Con toda nuestra “evolución humana” llegamos al punto de desligar los espacios de la naturaleza, que es a donde desde tiempos antiguos se busca regresar. En algún momento se perdió el objetivo real de una muerte pura para reemplazarlo con un enfoque en lo material, cajones, hormigón, y estatuas de un ser en mausoleos. Desde la antigüedad se entierra a los difuntos con riquezas, para que no les faltara nada en su viaje al más allá, pero la problematización actual consiste en un cambio de perspectivas, ya que la exhibición de las riquezas según el lugar de descanso de un ser querido se vuelve una decisión egoísta entre los vivos. El nuevo objetivo de las clases pudientes es demostrar el status quo económico de los fallecidos por más de que ellos no puedan verlos. Estos espacios en los que uno invierte se vuelven puntos intermedios ficticios, porque generan la sensación de que el fallecido sigue conscientemente en un lugar, por eso la típica frase de “ir a visitar a, por ejemplo, la abuela”. 

Algunos cementerios, como el Cementerio de Recoleta en Buenos Aires, siguen creando otredades dentro de la mismidad nacional, permitiendo el entierro solamente a los que coinciden con determinados valores religiosos o pertenecen a una misma clase social, creando un status quo post mortem, visible solamente entre los vivos. 

 

El Cementerio General de Guatemala fue inaugurado en 1881 y actualmente está compuesto por un popurrí de estilos arquitectónicos, a causa de sus transformaciones a través del tiempo. Considerando el punto de vista sociológico, la clase alta contaba con recursos para recurrir a escultores del extranjero, mientras que las demás familias recurrian a escultores locales, lo que explica la gran brecha entre estilos arquitectónicos y confirma la hipótesis sobre el enfoque mayormente material en vez de profundamente espiritual bajo el concepto de “todos somos iguales ante la muerte”. Este punto sobre los variados estilos arquitectónicos demuestra una nueva similitud con el Cementerio de Chacarita en Buenos Aires.

 

En cuanto a la mirada urbanística, el Cementerio de Chacarita, un cementerio improvisado consecuente de la fiebre amarilla, fue planificado inicialmente para estar en las afueras de la ciudad, con acceso limitado por el ferrocarril. A partir del crecimiento urbano de Buenos Aires, terminó quedándose casualmente entre los centros urbanos, sin una decisión proyectual inicial que lo respaldara. Como consecuencia de haber sido diseñado en una implantación sin vecinos cercanos, no tardaron en surgir problemas de ventilación, que derivaron en quejas de los residentes de la zona hasta lograr su restauración. Al igual que este caso, la mayoría de los cementerios generalmente fueron pensados para estar en las afueras de las ciudades al ser de menor uso diario que otros complejos públicos, pero ante el crecimiento acelerado y las ampliaciones no planificadas inevitablemente casi todos terminaron ocupando una gran parte central de sus zonas, ante la imposibilidad de generar mudanzas y movilidad de los complejos regularmente. 

mapa comparando.jpg

Entendiendo cómo funcionan los cementerios en la fragmentación urbana, nos replanteamos las causas de estas decisiones: ¿por qué se decide de manera intencional y unánime ubicarlos siempre en las zonas periféricas de las ciudades? ¿era por una búsqueda de paz y tranquilidad para los fallecidos? ¿O por una cuestión práctica de salud pública? ¿era consecuencia de las costumbres prehispánicas? 

Como respuesta, creemos que es un pensamiento incorporado en las sociedades debido a la priorización programática de las ciudades, ya que no es un lugar con ilimitado régimen de visitas diario como podría serlo un shopping o un supermercado. Quizás en lugares como Oaxaca, al tener una festividad con gran repercusión masiva local y global, la decisión de mantener los cementerios centralizados cobre sentido durante el Día de los Muertos, pero en el caso argentino, las visitas no son tan comunes porque es un lugar asociado a la pérdida, tristeza, dolor, y sentimientos de los que nadie quiere acordarse innecesariamente. 

 

El recorrido que se genera en las necrópolis suele ser ordenado, pero con la libertad de elegir entre varios caminos ramificados pero no laberínticos, con el único propósito de lograr un fácil acceso hacia cada destino. Esta decisión proyectual metafóricamente se asemeja a los caminos secuenciales de la vida, con puntos de entrada y salida determinados pero con infinitas variantes de por medio según a dónde cada uno quiera llegar. En dicho recorrido fluido, a primera vista se reconoce como una totalidad subdividida por los espacios estancos de reposo (lápidas, panteones, mausoleos, etc) y las grandes extensiones recorribles descubiertas y con vegetación. 

circulacines y accesos (1).jpg

Sobre los accesos de entrada y salida, todos los objetos de estudio en este análisis coinciden en ser nodos para la ciudad, con fácil identificación y reconocimiento a cuadras de distancia. 

En el caso del Cementerio General en Guatemala, su acceso principal consiste en un gran muro compuesto por pórticos y pintado de colores llamativos, con la altura más alta dentro del complejo del camposanto. En el Cementerio de Chacarita, puede notarse una clara influencia de la arquitectura dórica griega, donde grandes columnas enmarcan la importancia del lugar dando a entender por donde se accede al precinto. Está cuestión de la gran imponencia de los accesos nos lleva a auto-preguntarnos, ¿estarán relacionados con las ideas cristianas de la entrada al cielo, remitiendo a las grandes alturas buscadas por las catedrales góticas? Teniendo en cuenta los procesos de colonización y evangelización en latinoamérica, creemos que la respuesta más probable es afirmativa, ya que muchas de sus creencias generalizadas sobre la muerte se vinculan con el cielo y la tierra de la religión cristiana. Por eso creemos, que además de marcar un acceso proyectual literal, tienen una connotación simbólica y espiritual, sobre cruzar los límites entre el mundo de los vivos y el mundo de los muertos. Muestran la importancia de pertenecer a un cielo o lugar sagrado al cual se va para la vida eterna. 

accesos y cementerios en general juntos.
  • White Instagram Icon

Cursada Virtual 2020 - Historia 1 Aboy - E3 Juli y Flor - Grupo 2

bottom of page