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La tierra y el cielo como oscuridad y luz: postura arquitectónica

Análisis puntual sobre la Catedral de Milán

“La arquitectura gótica representó la expresión de una nueva actitud más positiva ante la vida y el presente, por comparación con el énfasis puesto por el románico en la vida del más allá… preferible a la vida en este mundo” (Roth, 1993:2)

En cuanto al ordenamiento geométrico de la arquitectura, tanto en la planta como en el resto de los elementos se puede ver el uso de la simetría y proporciones lógicas.

En la Baja Edad Media, hay un gran control por parte de la iglesia

mediante su arquitectura. Las construcciones de mayor escala eran los

más cercanos al “cielo” y menos arraigados a la tierra. La

monumentalidad se impone ante la ciudad, y por ende ante su sociedad.

La arquitectura representaba un buen status económico y se solía

“competir” entre las distintas ciudades para alcanzar la mayor altura

posible en sus catedrales, lo que genera un gran contraste y sobresale en

la trama urbana. Era más importante invertir una gran parte del

presupuesto en la arquitectura religiosa, a pesar de que su uso no iba a

ser próximo, ya que se tardaba siglos para construir catedrales. Por

ejemplo, la catedral de Milán tardó cinco siglos en construirse. 

La luz como el cielo, la tierra como la oscuridad: planteando esto, las

catedrales podemos definirlas como arquitectura estereotómica en

cuanto a sus masas grandes y telúricas, que se asientan en lo más

profundo de la tierra que tienden a la oscuridad y van en busca de la luz

de una manera controlada (posible gracias a los vitreaux). Arquitectura

pesante, maciza, pétrea, de la cueva. Las catedrales se van

desmaterializando a medida que suben en altura (la catedral de Milán

tiene agujas que apuntan al cielo que la hacen parecer más liviana en la

cima) convirtiéndose en arquitecturas tectónicas como inmaterialidad de

la masa representada por el cielo, que tienden a la luz y cuyas agujas

posan sobre la tierra como “en puntitas”. Estas grandes alturas con poco espesor tienen un control eficaz de la luz y busca apropiarse de ella.

“...arquitectura más liviana y transparente... aspiraba a sustituir los muros de piedra por vidrieras de color, para que filtraran y transformasen la luz solar en representación simbólica a la iluminación divina…” (Roth, 1993:2)

Y las estatuas o gárgolas, ¿qué representan? ¿Tienen un sistema de orden o están acomodadas al azar? ¿Podrían las estatuas estar en el piso y las agujas apuntar hacia abajo? ¿Cuál era su función? ¿En el interior también se encuentran? ¿Cuál era la relación interior-exterior?

Las gárgolas fueron utilizadas como elementos de protección hacia las catedrales religiosas, esculturas que “cuidaban”  la catedral a veces rematados con esculturas de santos. A diferencia de las otras esculturas, las gárgolas son sinónimo de “fealdad” para ahuyentar a cualquier entidad malvada o anti cristiana, se utilizaban solo en el exterior de la misma. La puerta principal de la catedral de Milán está dedicada a la virgen María, y tiene también puertas detalladas con simbología religiosa, mucha meticulosidad y rigurosidad. Incluso las esculturas en relieve se utilizaron a modo de portadas didácticas, enseñando a los análfabetos de forma simple el evangelio. En estos detalles se ve la dedicación a este tipo de edificaciones justificando el tiempo de su ejecución. 

La luz es un aspecto simbólico de gran importancia dentro de la arquitectura gótica. En el contexto religioso se ve la luz como la iluminación divina que guía el camino para que el ser humano salga de las tinieblas (en la tierra) hacia la claridad (en el cielo). En este tiempo, la luz estaba directamente relacionada con la religión y el concepto de “iluminación” se utilizaba para referirse al hombre que estaba en un buen camino según la iglesia. Por lo tanto, la aplicación de luz en estos lugares era esencial. La oscuridad se interrumpía por segmentos fuertes de luz que caían desde las alturas: se usaban vitrales en las partes altas de los templos para recordar la belleza de lo sagrado , y cómo desciende de las alturas aquello que es divino y se asienta en lo terrenal. 

La belleza incorporada en las catedrales no quedaba solo sujeta al impacto hacia el exterior, la arquitectura debía reflejar tanto sus fundamentos en todas sus formas, de manera tal que la construcción interna debía tener un enriquecimiento mayor, mimetizado con el valor de la interioridad, que es trabajada para ser mejor. El edificio en cuestión busca que Dios se filtre a través de la luz y es por eso que los espacios parecen que nos guían a través de su búsqueda-consagración (nave central - el altar). Es la peregrinación, lo pedante, lo que nos indica ese laborioso proceso terrenal que se debe llevar a cabo para lograr ser iluminado por la gracia divina.

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