Nuestra conclusión
Con toda la búsqueda realizada, toda la información nos evoca a un contexto en el que se buscaba la armonía y civilización que "solamente" era producida por ciudades de importancia económica, política y comercial. Se buscaba reproducir y alcanzar el estilo de vida europeo.
Creemos que la máxima fue, en cierta manera, para conseguir la aprobación en el exterior y atraer inmigrantes para poblar la ciudad con "lo mejor de lo mejor", y qué mejor que buscar la referencia si es en Europa. Así, Buenos Aires se convirtió en lo que se llamaba un "crisol de razas, una torre de Babel".
Aunque el Buenos Aires actual ya se formó en cuanto a su "argentinización" y nacionalismo propio, prevalece la admiración por lo europeo, lo que nos lleva a seguir auto preguntándonos:
Por qué preferimos aprender idiomas europeos (inglés, francés, alemán) que guaraní? Por qué al momento de viajar y conocer culturas, nos interesa más ir a Europa que por Latino-américa?
Inevitablemente, estos pensamientos están tan arraigados en nuestra cultura que medimos nuestro éxito con sus varas.
No creemos que la máxima sea acertada, porque con la mirada a través de nuestros ojos podemos notar que limita la percepción enriquecedora sobre lo propio y hasta llega a descalificar o poner en un estatus inferior a otras ciudades latinoamericanas que también tienen sus riquezas, solo porque se evoca a que tan europea es o no es. Este pensamiento a través de los ojos de los inmigrantes podía significar algo diferente, pero hoy en día no es más que anacrónico.
Creemos que si bien esas decisiones fueron parte de nuestra historia, todavía nos vemos arrastrados a un mundo dónde esa tendencia nos globaliza. Como estudiantes de arquitectura intentamos recordar que la forma en la que representamos el mundo es una decisión ideológica, económica, social y política; y es una decisión que tiene consecuencias en nuestra forma de ver, entender y contar el mundo.